En vez de sentirse culpable, tome las bridas de la situación y ponga en práctico los siguientes consejos para disminuir al mínimo el daño.
Consume fibras y proteínas
Son 2 elementos capaces de salvar la patria, puesto que reducen el ritmo de absorción del azúcar en la sangre. Esto evita la caída brusca de la glucosa, proceso que lúcida la compulsión por más dulces. Manzana, huevos cocidos, pistache, garbanzos y verduras son opciones geniales para consumir tras el entrenamiento.
Practique actividades ligeras
El estrés es uno de los factores que hacen que la absorción de azúcar en sangre ocurra más de manera rápida. Tenga como aliados ejercicios de baja intensidad, como el yoga, que controlan el nerviosismo y mejoran la digestión de hidratos de carbono. La actividad debe efectuarse justo después de la alta ingestión de azúcar.
Consume alimentos y bebidas probióticos
Una investigación de la Universidad Estatal de Oregón en los E.U. descubrió que las malas bacterias de la vegetación intestinal se nutren de azúcar y terminan dañando nuestras funciones cognitivas. Por ende, la próxima vez que exagere con los dulces, busque el equilibrio en las bacterias buenas encontradas en los comestibles probióticos, como el kefir, el yogurt y la kombucha.
Prepara tus comidas de forma saludable
No hay manera: cuanto más dulce comes, más ganas tienes de continuar abusando del azúcar. Un buen planteamiento es tener siempre y en toda circunstancia alimentos saludables que no contienen azúcar y que, en contraposición, aportan vitaminas, minerales, proteínas y grasas saludables. Si se percata de que perdió la mano a lo largo del almuerzo, tan pronto como resulte posible comience a preparar una comida saludable para la cena. De esa manera, cuando el apetito vuelva a atacarte, vas a tener una alternativa más ligera y nutritiva.