Su relevancia va mucho más allá del consumo en la vida adulta y es esencial para los recién nacidos.
Los oligosacáridos son el tercer componente proporcionalmente presente en la leche materna tras la lactosa y los lípidos. Su índice en la leche materna cambia conforme la composición genética de la madre, la duración y el periodo de lactancia.
El consumo de leche materna se asocia a una baja incidencia de enfermedades infecciosas y alérgicas en recién nacidos y lactantes. Esto fortalece las ventajas de estos compuestos, que, conjuntamente con otros componentes de la leche materna, estimulan la prevalencia de bacterias buenas en el intestino y desarrollan el sistema inmune infantil.
Estudios comparativos de heces de lactantes y pequeños alimentados con fórmulas infantiles prueban que los lactantes, en contraste a otros pequeños, presentan una vegetación intestinal de alta prevalencia de bifidobacterias y lactobacilos.
Al nacer, los pequeños presentan un intestino todavía inmaduro, favorezco a la digestión bastante difícil y a la invasión bacteriana. Estas fibras solubles son capaces de acrecentar los microorganismos del bien en el tracto gastrointestinal, inhibiendo el desarrollo de bacterias patógenas y dando más resistencia a las infecciones.
Además de esto, asisten a reducir la incidencia de trastornos gastrointestinales infantiles como cólico, constipado o bien diarrea, mejorando la consistencia de las heces y la frecuencia de las evacuaciones.
Los estudios prueban que una vegetación intestinal equilibrada es ventajosa no solo para los recién nacidos y los lactantes, sino más bien asimismo para los pequeños de otras edades, aun por el hecho de que los efectos van más allí y asisten a reducir la incidencia de infecciones respiratorias.
En ese sentido, los pequeños de hasta 6 meses no amamantados no tendrían esa protección. En consecuencia, ha aumentado tanto el interés en agregar prebióticos en las fórmulas de comestibles infantiles, primordiales sustitutos de la leche materna. Los prebióticos se han combinado en estos productos para reproducir el efecto de los oligosacáridos humanos de la leche materna.
Obviamente, ninguna fórmula es capaz de ser idéntica a la leche materna, mas se semejan bastante en la composición nutricional. Las más actuales se complementan con fórmulas para facilitar el tránsito intestinal de lactantes a lo largo del primer y segundo semestre de vida a pequeños que no estén en periodo de lactancia y supervisar infecciones en el sistema gastrointestinal.
El papel real de los prebióticos en la niñez y la magnitud de sus efectos no están completamente claros, lo que prueba la necesidad de nuevas investigaciones para progresar la entendimiento de sus efectos en un largo plazo en la vegetación intestinal de los pequeños.