Los radicales libres son partículas reactivas que se forman naturalmente en el cuerpo debido al metabolismo celular y a la producción de energía. Pueden ser el resultado de la exposición del cuerpo a otros factores, como:
- Humo
- Radiación y exposición excesiva al sol
- Malnutrición y empleo de productos con aditivos artificiales
- Exposición a productos químicos tóxicos
- Contaminación del medio ambiente
- Falta de sueño
- Desgaste general del cuerpo
Una cierta cantidad de radicales libres no es perjudicial para la salud y puede aun llamarse útil, puesto que avisan al cerebro la existencia de un inconveniente.
Una crítica situación brota cuando hay mucha acumulación de esos radicales y el cuerpo ya no puede anularlos de forma independiente.
Una molécula de radical libre es reactiva pues falta uno o bien más electrones. Esto quiere decir que la molécula tiene demasiados protones y, por consiguiente, cargas positivas (+).
Como los átomos y las moléculas actúan como imanes, atrayéndose el uno al otro, una carga positiva se conectará sencillamente a cualquier átomo o bien molécula con un electrón auxiliar que va a tener una carga negativa (-).
Esto quiere decir que los radicales libres hurtan electrones de las células del cuerpo. El resultado es una reacción en cadena: para compensar su ausencia, la molécula perjudicada ahora toma un electrón de otra molécula. Ella, por su parte, toma un electrón de otra molécula, y de esta forma consecutivamente.
Esta división anárquica aumenta, afectando el ADN de las células y contribuyendo al desarrollo de docenas de trastornos crónicos. Los resultados pueden cambiar desde el envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, piel seca, etcétera); hasta una reducción de la inmunidad, inflamación e inclusive cáncer.
Mas acá es donde los antioxidantes entran en acción. Reparan las células dañadas sacrificando sus electrones que serían robados de las células por radicales libres y también interrumpiendo de esta manera la división embrollada.
¿Qué hacer para combatir los radicales libres?
Para combatir a los radicales libres, debe incluir en su vida tantas fuentes de antioxidantes como resulte posible.
Los ejercicios asisten a tu cuerpo a generar más antioxidantes internos. Están contenidos en frutas, vino tinto, chocolate obscuro, suplementos nutricionales, vitamina C, E o A.
Su cantidad en múltiples substancias se mide por la escala de absorción ORAC (radical de oxígeno). Mas son simples de conseguir de ciertos productos y más bastante difíciles de conseguir de otros, como condimentas o bien yerbas.
De ahí que los aceites esenciales pueden ser una genial fuente auxiliar de compuestos antioxidantes.